Otro despertar. Y tras lunas con la misma neblina, se ponía en pie para cumplir con las labores diarias. Bajaba las escaleras con calma, y con cada escalon recordaba tantas noches (como la anterior) que pasaba en su cama pensando en el porqué y en el como. Sin fuerzas y ya sin esperanzas, su tristeza bajaba de sus ojos en forma de lluvia. Otra noche igual, otro día solo. Y aunque vivía entre muchos como el, sabia que era diferente...
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